martes, agosto 29, 2006

Lo que nos hace humanos

Jane Goodall, actualmente la más conocida experta en chimpancés, paseaba un día por la selva cuando observó que uno de los chimpancés de su grupo en estudio tomó una ramita, le quito las hojas y la utilizó para sacar termitas de su nido y comérselas. ¡Estaba haciendo y utilizando una herramienta! hasta ese entonces , los años sesenta, se pensaba que los seres humanos eran los únicos capaces de manipular herramientas, nos definíamos como los “homo faber,” los que fabrican, el elemento diferenciador entre los humanos y los animales estaba fijado en las herramientas. Esto planteó la necesidad de volver a definir al hombre, el concepto de herramienta o aceptar a los chimpancés como humanos.

La definición de las características que nos distinguen de los demás animales ha sido una búsqueda constante de las ciencias. El rasero ha tenido que moverse cada vez más alto conforme conocemos con mayor detalle a nuestros parientes animales, y es que hay que recordar que los animales que habitamos la tierra somos todos una gran familia, por lo que no hay tantas diferencias como creemos. Los animales somos primos, tíos y sobrinos descendientes de una colonia de células que alguna vez flotó en las turbias aguas de un mar primitivo. Al igual que en las familias humanas, nuestra familia animal tiene los primos que se mudaron, se desarrollaron y la hicieron en grande. También están aquellos familiares que prefirieron quedarse en el pueblo y ser felices sin muchos cambios.

La extraordinaria complejidad que representa un ser humano y la diminuta posibilidad que implica tantas variables conjugadas así, es lo que nos hace preguntar cómo nos volvimos humanos. De acuerdo con los científicos, solamente el combinar compuestos orgánicos para generar lo que llamamos vida, equivale a las posibilidades de que un tornado entre en una refaccionaria y arme un automóvil. Desde este punto hasta la conformación de un ser humano, implica un juego de posibilidades más estrecho que atinarle al Melate,al Progol y a la Lotería al mismo tiempo.

Un mono desnudo con complejo de superioridad

Eudald Carbonell es codirector del proyecto de investigación en el yacimiento de Atapuerca en España, donde en 1998 se encontraron los restos de los primeros pobladores de Europa. Para él, la tecnología es lo que nos ha convertido en humanos. Ninguna otra especie lo había logrado hasta entonces y ninguna ha igualado nuestra habilidad para desarrollar complicados utensilios.

Carbonell insiste en que si no tuviéramos la técnica, entendida como la capacidad de diseñar y construir utensilios complejos, seríamos como monos desnudos sin nada de todo lo que ahora nos rodea. Justamente es la técnica la que ha permitido que el ser humano domine a su entorno y altere las reglas naturales para extenderse por todo el planeta y evolucionar de acuerdo a sus propias reglas, desatándose de su “animalidad”.

Nuestra especie ha abandonado la dependencia de la naturaleza para abrazar una dependencia de las herramientas, de la técnica. La selección de viabilidad de los individuos ya no está relacionada con su capacidad para adaptarse al medio ambiente sino en la capacidad de aprender y manipular nuevas técnicas. Un ejemplo claro es el manejo de la computadora: Aquellos individuos de la especie que no son capaces de interactuar con esta herramienta quedan relegados del sistema productivo y por tanto de acceder a mejores condiciones de vida. De una manera artificial prevalecen los individuos que son capaces de “buscarse la vida” usando la herramienta. Esta superioridad va de la mano con el ingreso monetario y con ello de una mejor alimentación o mayor comodidad al poder arroparse con un mayor numero de las “pieles” que puede ofrecer el sistema de consumo.

De acuerdo con lo escrito por Carbonell, la humanización producida por la tecnología tiene impactos que van más allá de mejorar la adaptación al entorno. Aunque no existe una relación causal entre la fabricación de herramientas y el aumento en el tamaño del cerebro, Carbonell considera que existe un vínculo entre estos dos aspectos: Los registros fósiles hasta ahora estudiados nos hablan de que ningún primate con menos de 600 cm3 de capacidad craneana había sido capaz de crear utensilios. Probablemente estemos hablando de una retroalimentación: la evolución permitió un crecimiento del cerebro en los primeros humanos, a través del cual fue posible la elaboración de utensilios. La capacidad de fabricar estas herramientas facilita la captura de presas animales y con ellos un mayor consumo de proteína que desemboca en un mayor crecimiento cerebral.

El cerebro, la joya de la corona.

Jorge Larriva Sahd, investigador del Instituto de Neurobiología de la UNAM, explica que las diferencias con otros animales comienzan desde el aspecto físico de un cerebro humano, dejando de lado el tamaño, el primer rasgo evidente es la enorme cantidad de circunvoluciones – arrugas-- de la corteza y la obviedad de las mismas. Las arrugas permiten que el cerebro humano tenga una mayor área de corteza cerebral y debemos entender que toda la actividad cerebral de alto nivel se desarrolla en la corteza , por tanto entre más corteza mayor capacidad de proceso.

Larriva nos dice que otra característica evidente en el cerebro humano es el desarrollo del lóbulo frontal. Esta parte y en especifico la que los neurobiólogos llaman de asociación, presenta un gran desarrollo, lo que da un aspecto redondeado a la parte delantera del cerebro humano. En otras especies, como los simios, el cerebro presenta una punta afilada hacia el frente debido al poco desarrollo de esta región. El área de asociación es la supresora de tareas no relevantes, a diferencia de otros animales, el ser humano puede suprimir respuestas que no socialmente aceptadas, medir sus sentimientos y adecuar su expresión al contexto social en el cual esta inmerso. Por ejemplo un fuerte disgusto en una oficina pública no hace que el individuo estalle en una rabieta de improperios y pataletas porque tenemos la capacidad de atenuar esta respuesta. Las personas con un daño en esta región presentan reacciones fuera de contexto, exageradas o inapropiadas socialmente hablando, podrían llorar por la impresión de un vaso que se rompe al caer. En esta área también radica el reconocimiento de la autoridad, ya sea los padres, un superior en la oficina o un oficial de la policía.

“Cuando vamos más al detalle vemos que la organización general del cerebro es la misma en todos los mamíferos, lo que determina las diferencias funcionales es el número de neuronas de asociación” aclara el Dr. Larriva Sahd. Dentro del cerebro las neuronas se agrupan por funciones, estos grupos son los encargados de desencadenar una acción en respuesta a un estímulo determinado; la cantidad de interneuronas que conectan cada grupo permite una mayor complejidad en estas funciones. El número de interneuronas aumenta en relación directa al nivel de evolución del individuo.

Desde el punto de vista conductual, una de las características definitorias de la esencia humana es la capacidad de anticipación. A diferencia de todos los demás animales, el ser humano es el único capaz de recuperar experiencias del pasado y crear una gama nueva de reflejos para responder a un estímulo. Los simios y otros animales poseen una reducida gama de respuestas ante el mismo estímulo, el ser humano es el único capaz de acumular experiencias y mediante su análisis generar nuevas pautas de comportamiento cada vez más complejas. Y no sólo eso sino que es capaz de manipular la variable del tiempo en la ejecución de una acción, esto es debido a la capacidad de automotivarse. Básicamente, sabemos esperar. Una carrera profesional por ejemplo, desde que decidimos qué carrera cursar hasta que recibimos el título --estímulo de la consecución de ese objetivo-- pueden pasar cuatro o cinco años, sin embargo mantenemos el plan de acción a lo largo de ese periodo hasta que conseguimos lo que deseamos. Podemos pasar largo tiempo en una tarea sin recompensa alguna porque vislumbramos en el horizonte el premio que está por venir.

El pensamiento metafórico es otra de las particularidades de la especie humana, continúa explicando Jorge Larriva, es antecedente del pensamiento simbólico, es decir el estado del pensamiento complejo que utiliza secuencias de símbolos para el proceso de la información. Un ejemplo de este pensamiento son las jergas profesionales: usted escuche la platica de dos mecánicos o dos doctores y muy probablemente no entenderá una gran parte de la conversación y esto es debido a que conceptos de la realidad han sido reducidos a símbolos que facilitan su manejo.

A pesar de que una de nuestras más grandes prerrogativas son la capacidades mentales, es justamente nuestra gran habilidad manual lo que permite que construyamos y manipulemos herramientas tanto simples como complejas. Si bien es cierto que otros animales pueden usar herramientas , los niveles de sofisticación y complejidad de las nuestras sobrepasan con mucho las posibilidades de cualquier simio.

Si bien la imaginación, como un ensayo de la realidad, está presente en otros animales se encuentra confinada por la dimensión del tiempo. Nuestra capacidad de imaginación está muy desarrollada, lo que permite el manejo de una gran cantidad de variables y entre ellas, el tiempo.

Por último la generación de un lenguaje escrito, símbolos que refieren nuestro sistema de comunicación, es otra característica exclusivamente humana. Gracias a este mecanismo de transmisión de información nuestra experiencia no se reduce a una vida sino que puede integrar periodos más largos de tiempo, lo que la enriquece. El poder de esta transmisión de información es tal que es capaz de alterar la conducta y creencias de una persona o una sociedad de manera contundente.

El lenguaje de la evolución

Junto con el lenguaje simbólico a través del cual transmitimos nuestras experiencia y aprendizajes a otros congéneres y a las generaciones por venir para que desarrollen conductas más eficientes y habilidades mas complejas. En silencio, muy dentro de nuestro cuerpo de simio, hemos conformado la más valiosa de nuestras comunicaciones; la completa experiencia de dos y medio millones de años de existencia registrados con tan sólo cuatro símbolos . La raza humana ha escrito así un libro con más de 3,000 millones de letras en el que se describen las instrucciones de nuestro éxito. Más efectivo que cualquier libro de Steven Covey, en el genoma humano se encuentra la esencia misma de nuestra humanidad. Este libro empezó a ser legible para nosotros en 2001 cuando el proyecto del genoma humano fue presentado en su totalidad. Ahora, cuatro años más tarde, 67 científicos de todo el mundo han presentado la secuencia del DNA del chimpancé, nuestro pariente vivo más cercano. La posibilidad de compararnos con otro primate nos permite empezar a dilucidar con mayor precisión lo que nos define como humanos.

El Consorcio para la Secuenciación y Análisis del Chimpancé encontró que ambos genomas son muy parecidos y que codifican o producen proteínas muy similares. De acuerdo con el artículo publicado en la revista Nature, el 99 por ciento de las partes de la secuencia de DNA que es posible comparar son idénticas. Si agregamos las partes que no es posible comparar porque la secuencia está incompleta ( debido a borramientos e inserciones), aun así compartimos un 96 por ciento de la secuencia.

¿Qué tan iguales somos? El número de diferencias entre el hombre y el chimpancé es 60 veces menor que las diferencias encontradas entre el ratón y el hombre. Pero 10 veces mayor que las existentes entre dos seres humanos.

La cuestión de cuáles son las diferencias que nos hacen humanos es bastante más compleja de definir. La mayor parte de estas diferencias no tienen un efecto biológico significativo. “Conforme pasen los años y se descifren los genomas de más animales y primates podremos saber cuáles son las mutaciones específicas que dieron origen al linaje humano” declara en el boletín de prensa Tarjei S. Mikkelsen, líder del proyecto del genoma del chimpancé. Entre las mutaciones que buscarán los investigadores, están aquellas relacionadas con las características humanas más distintivas como son el caminar erguido sobre dos piernas (bipedalidad), el desarrollo de un gran cerebro y las complejas habilidades de lenguaje.

La comparación del DNA humano y el del Chimpancé, permitió a los investigadores descubrir que algunos tipos de genes cambiaron extrañamente rápido en la evolución de ambos primates comparados con otros mamíferos. Entre estos genes están los vinculados con la percepción del sonido, la transmisión de señales nerviosas y la producción de semen.


¿Qué nos hace humanos? Conocemos con certeza los síntomas de “humanidad” sin embargo ignoramos las causas y motivos que convirtieron a un simio desnudo en la especie más exitosa del planeta. Para la primatóloga Jane Goodall la línea divisoria que nos separa del reino animal no existe. Cerca de nosotros, nuestra familia animal piensa, siente y nos observa, tal vez con admiración o tal vez con lástima.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Será que lo que nos hace diferentes es que así nos sentimos? Bueno, me parece que el lenguaje tiene mucho que ver, porque de él depende la preservación de la especie, y bueno, está eso tan intangible e improbable para los científicos que algunos llaman alma y que no todos los seres inteligentes poseen.

Felicidades por la publicación!!!

4:52 p.m.  
Blogger Enigma said...

... sigo pensando que prefiero ser un simio razurado (o lampiño) a un hijo perverso de adan; aunque, creo que la respuesta esta en Tu post y en mi comentario, si bien la capacidad craneana crecio y eso nos permitio mas corteza y ahi comenzamos a cambiar la dieta para que nuestro cerebro se fortificara (el cambio de carne cruda a cocida fue abismal, creo que luego de siglos o milenios de esto ya no es tan fenomenal) y crearamos la abstraccion, de ahi, la tecnologizacion de herramientas y algo que estoy seguro debio pasar y juro que somos la unica raza en este rollo, es que entre la abstraccion y la tecnologizacion, creamos la religion.

No prosigo, eso te toca a Ti

Saludos

EL Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

6:09 p.m.  
Blogger DABASA said...

Que bueno que merodear por la Internet y encontrar publicaciones tan intereantes y completas y basadas en la ciencia y que puedan explicar lo que más allá de una religión nos han impuesto a lo largo de la vida, no es algo malo por supuesto, pero siempre es bueno abrirse a otras posisbilidades o mejr dicho a nuevos aprendizajes para poder crecer en intelecto y cultura...

felicidades..

Y no es falta de humildad pero me enorgullece tener un tío que a trascendido en la historia médica. Felicidades al Dr. Larriva Sahd

2:45 a.m.  

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