lunes, agosto 06, 2007

Hiroshima, nunca más

En la mañana del 6 de agosto de 1945, los habitantes de la populosa Hiroshima se preparaban para ir al trabajo o a la escuela. Muy arriba, un punto plateado se deslizó sobre ellos en el despejado cielo. Se trataba de un bombardero B-29, apodado Enola Gay, de sus compuertas salió una sola bomba.

Justamente a las 8:15 de la mañana a 600 metros sobre la ciudad, 38 kilogramos de uranio se transformaron en energía con un ruido ensordecedor, seguido de un resplandor que iluminó el cielo marcando el instante de la explosión. En minutos, una columna de humo color gris-morado con un corazón de fuego (a una temperatura aproximada de 4000º C) se convirtió en un gigantesco “hongo atómico” de poco más de un kilómetro de altura. En un flash desapareció la mitad de la ciudad y con ella 80,000 personas fueron asesinadas. Días después de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagazaki, en el mensaje de rendición que el Emperador Hiro Ito dirigió a sus súbditos dijo : El enemigo ha comenzado a utilizar una nueva y extremadamente cruel bomba, cuyo poder es capaz de producir daños incalculables y con la pérdida de muchas vidas inocentes. El continuar con la lucha no solo llevará a destrucción del Japón sino a la total extinción de la raza humana”

Cuando Albert Einstein estructuró su famosa relación E = mc2 (la equivalencia entre masa y energía base para el desarrollo de la liberación del átomo), su idea como la de cualquier científico, era tratar de entender por qué el universo es como es y cuáles son las reglas que en el operan. Sin embargo el código de construcción del universo, fue revertido para generar destrucción.

“Hoy, los físicos que hemos participado en la demostración del arma más formidable y peligrosa de todos los tiempos, no podemos dejar de ser una voz de alarma: No podemos y no debemos cejar en nuestro esfuerzo de hacer que las naciones del mundo y especialmente sus gobernantes sean conscientes del inenarrable desastre que pueden provocar a menos que cambien su actitud entre ellos y hacia la tarea de modelar el futuro. “ Dijo Einstein en un mensaje radiofónico transmitido por la BBC en los 50’s.

La divulgación científica o comunicación de la ciencia, no tiene como objetivo hacer un mundo más sabio, sino una civilización más responsable. En la medida que la ciencia y su que hacer cotidiano sean tema de las platicas de café y sobremesa los seres humanos podremos entender que están haciendo los investigadores y las repercusiones del conocimiento adquirido. Lo más importante de este ahora utópico escenario es que usted y yo, podremos determinar el destino de la ciencia y alejarlo de los mezquinos intereses de la política y la economía.


"Es posible que el Cosmos esté poblado con seres inteligentes. Pero la lección darwiniana es clara: no habrá humanos en otros lugares. Solamente aquí. Sólo en este pequeño planeta. Somos no sólo una especie en peligro sino una especie rara. En la perspectiva cósmica cada uno de nosotros es precioso. Si alguien está en desacuerdo contigo, déjalo vivir. No encontrarás a nadie parecido en cien mil millones de galaxias".
Carl Sagan

2 Comments:

Blogger Ileana Cruz said...

Ojalá el hombre dejara de usar su conocimiento para destruir al prójimo en aras del poder.

También deseo que nunca más.

Un abrazo

10:21 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Queridísimo Dotor:

Continuando la terminación de tu artículo, me permito lo siguiente.

"Si la ciencia se explicase a la gente de a pie de una manera accesible y excitante, no habría sitio para la pseudociencia. Pero existe una especie de Ley de Gresham por la que, en la cultura popular, la mala ciencia expulsa a la buena. Y por esto pienso que tenemos que culpar, primero, la comunidad científica por no hacer un mejor trabajo popularizando la ciencia, y segundo, a los medios, que a este respecto son casi por completo inútiles. Todo periódico americano tiene una columna diaria de astrología. ¿Cuántos tienen siquiera una columna semanal de astronomía? Y también pienso que es culpa del sistema educativo. No enseñamos a pensar. Esto es un error muy serio que podría incluso, en un mundo infestado con 60.000 armas nucleares, comprometer el futuro de la humanidad."

Carl Sagan. Skeptical Iquirer, vol.12, 1987 (fragmento)

Esto queridísimo dotor, sigue vigente.

¡Felicidades por tu artículo!

12:41 p.m.  

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