martes, julio 18, 2006

Radiografía a la Piramide del Sol

Mientras visitaba la Pirámide de Sol en Teotihuacan, León Ledermann (Premio Nóbel de Física en 1998) preguntó a sus acompañantes –investigadores del Instituto de Física de la UNAM (IFUNAM)– si ya le habían hecho la Prueba de Álvarez al milenario edificio. Esta inocente pregunta hizo, literalmente, descender la física de partículas hasta los más profundos misterios de la arqueología mexicana.
Desde hace tres años, Arturo Menchaca Rocha, Director del IFUNAM, encabeza un equipo de físicos que ha cambiado la bata de laboratorio, por las botas y el casco de minero. En la húmeda oscuridad de una cueva bajo la Pirámide del Sol, estos expertos en partículas atómicas se preparan para tomar una íntima fotografía a los secretos que puede guardar en su interior el enorme monolito. 18 meses pasarán entre el “Sonría, por favor” y la fotografía final, pero los cinco millones de pesos que se invierten en el proyecto no son su único valor. En esta imagen estará la posibilidad de conocer si acaso dentro de la Pirámide del Sol están enterrados los que alguna vez dirigieron la que fuera la ciudad más importante de Mesoamérica.

La “Prueba de Álvarez”

Luis W. Álvarez fue investigador de la Universidad de California, ganador del premio Nobel de física en 1968 y también uno de los autores de la idea que sugiere la extinción de los dinosaurios a partir del impacto de un meteorito. A finales de los sesenta, desarrolló un experimento para obtener una imagen del interior de la Pirámide de Kefren en Egipto y con ello verificar la existencia de cámaras mortuorias.
Kefren es la más alta de las tres pirámides que existen en Giza, presenta una única cámara subterránea al final de un pasadizo; mientras que su vecina –la de Keops– más pequeña, alberga corredores y dos cámaras mortuorias. La lógica hacía pensar que en Kefren, con un mayor tamaño, deberían existir más estructuras de ese tipo.
Los rayos X resultaban inútiles debido a que su penetración sólo alcanza algunos centímetros de roca. Era necesaria una radiación con mayor energía y cuya fuente pudiera abarcar toda la pirámide. La solución se encontró en los muones. Descubiertos en 1935, los muones son parte de la lluvia de partículas diversas que diariamente recibe la superficie de nuestro planeta. Se forman por la interacción de los rayos cósmicos con los gases existentes en las capas más altas de la atmósfera. Son un poco más grandes que los electrones y poseen una gran carga energética, lo que les permite atravesar toda la atmósfera terrestre, cientos de metros de roca sólida y, por supuesto, una pirámide entera.
De igual manera que para mirar dentro de una botella oscura la ponemos entre nuestros ojos y una fuente de luz, para examinar la pirámide a “contraluz”, fue determinante la existencia de una cámara subterránea que permitiera observarla desde abajo. Álvarez colocó un detector de muones en esta cámara, así toda la pirámide quedó en medio de la fuente de muones, la atmósfera y el detector en un perfecto contraluz. El experimento funcionó y dio como resultado… que no existen más pasillos de los que ya conocemos.

Espiar por el agujero

En los años 70, Arturo Menchaca y Luis Álvarez coincidieron en la Universidad de Berkeley, allí conversaron sobre la posibilidad de colocar un detector en alguna pirámide teotihuacana. Pero Menchaca abandono la idea pues era fundamental que existiera una cavidad bajo la pirámide, hasta donde él sabia no existía tal agujero y era que obvio que nadie daría la autorización para cavar bajo la Pirámide del Sol.
Lo que Menchaca no sabía, es que bajo la Pirámide del Sol –casi en el centro de su base– existe una pequeña cueva con forma de flor de cuatro pétalos. La ubicación de la entrada (junto a la escalinata frontal) y la posición de la cueva generaron la idea de que la pirámide fue construida como monumento a esta cavidad. Todavía hay debate en torno al origen de la cueva, algunos investigadores opinan que la cueva es natural, pues existen varias en el valle, y otros más insisten en que fue excavada por los teotihuacanos.
Después de su aplicación en Egipto, pasaron casi 50 años sin que la prueba se volviera a usar. “El hecho de que Luis Álvarez sea el primero y nosotros le sigamos es porque hace falta un lugar dónde poner el detector. Hay más pirámides en el mundo, pero no muchas tienen un hoyo abajo”, explica Arturo Menchaca.
La cueva es una horma para el diseño del detector. Su importancia histórica hace que no pueda ser modificada o dañada de ninguna forma. Cuando el equipo salga de allí no debe quedar huella alguna de su presencia. Además, la humedad y temperatura que existen en su interior no son –digámoslo así– las condiciones idóneas para un equipo electrónico de última generación. Como parte de la instalación se colocó una lona sobre el piso de la cueva; sobre ésta, una tarima de madera y, encima, una caseta de metal dentro de la cual está el detector. Así se aisló el equipo de la cueva y viceversa. El tamaño importa. Y si pensamos que todo el equipo que se instale ha de ser transportado a lo largo de cien metros en brazos de sus creadores, por un túnel que alcanza en algunos tramos apenas los 80 centímetros de ancho, entenderemos por qué el detector es un traje hecho a la medida.

Una pintura de puntillismo

El experimento se basa en el hecho de que la pirámide absorbe una parte de los muones que la atraviesan. Esta cantidad corresponde al espesor de tierra y rocas que las partículas han tenido que cruzar. Al medir dicha cantidad es posible determinar si alguna parte está dejando pasar más partículas. Una vez detectado esto, podremos empezar a pensar que en esa parte de la pirámide hay menos material o está hueca.
La “fotografía” del interior de la pirámide estará compuesta por cada uno de los muones que traspasen la pirámide a lo largo del año y medio que requerirá el experimento. Los grises, negros y blancos estarán definidos por la cantidad de partículas que atraviese: entre más partículas, más oscuro, y viceversa.
El detector es como un sándwich de 80 centímetros cúbicos, compuesto de ocho módulos: –dos centelladores– los panes, y el jamón –seis cámaras multialámbricas. Debido a que además de los muones existen otras partículas capaces de atravesar la pirámide, es necesario estar seguros de que la partícula que estamos analizando es efectivamente un muón. Los centelladores son la parte del aparato encargada de detectar y confirmar que lo que está atravesando el detector es un muón. Esto lo hacen provocando que el paso de las partículas genere un destello de luz. El equipo detecta el flash y verifica que la intensidad corresponda a la de un muón. Por esto hay dos: el de arriba advierte el paso de un muón y el de abajo lo confirma.
Las cajas multialámbricas son el corazón del detector pues es aquí donde se formará la radiografía de la pirámide. Su función es contar los muones y definir su trayectoria. Parecidas a un arpa, cada una contiene muchos filamentos que corren de un lado al otro de la caja. En el detector, las cajas multialámbricas se acomodan una encima de la otra de forma alternada para obtener un entramado como el de los hilos en una tela. Cuando un muón las atraviesa, cada una informa del punto exacto por donde la partícula cruzó. Con esta información es posible determinar qué partes de la pirámide atravesó antes de llegar al detector y con ello darle su lugar en la radiografía.
Paralelamente a la detección y conteo de las partículas, es necesaria una simulación de los datos que esperamos arroje el experimento, explica el Dr. Menchaca. La simulación refleja un modelo tridimensional de la estructura de la pirámide, dividida en secciones de un centímetro cúbico. A través de la información que se tiene sobre la radiación muónica y las pruebas preliminares realizadas, es posible prever el número aproximado de partículas que se deberían recibir de cada una de esas secciones. La diferencia entre este modelo y lo que perciba el detector permitirá determinar alteraciones en la densidad interna de la pirámide.

Prohibido tocar

Excavar es uno de los procesos básicos de la arqueología. La imagen del científico, que desde lo alto supervisa a cientos de trabajadores mientras cavan en las ruinas, no es un simple mito de las películas. Para entender el pensamiento de una ciudad es necesario ver sus edificios, por fuera y por dentro.
En el caso específico de la Pirámide del Sol, es muy complicado excavar túneles en su interior. Otras construcciones, como la Pirámide de la Luna, tienen estructuras internas que las hacen más estables. La Pirámide del Sol es en realidad un gigantesco montículo de tierra y piedras. Al perforarla existe el peligro de provocar derrumbes que deterioren el edificio.
Pero el INAH no autoriza hacer más excavaciones en el volumen de la pirámide porque los arqueólogos no tienen argumentos sólidos para hacerlas. La información que obtengamos del detector permitirá decidir si hay algo qué buscar y dónde encontrarlo.
Debido a las implicaciones que tendrá el proyecto, ninguna información será revelada hasta que el experimento esté concluido. “Haremos todo lo necesario para saber si existen cámaras ocultas o no, pues nuestra responsabilidad” es evitar que se trabaje en balde en perjuicio de la pirámide. Registrar regiones por las que pasan más o menos muones, no implicará necesariamente la presencia de una tumba. “Una vez que entendamos la topología de la pirámide daremos a conocer los resultados”, explica el Dr. Menchaca.

Los señores de Teotihuacan, una teoría por confirmar

Linda Manzanilla Naim, investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas –UNAM– es la encargada de la parte antropológica del proyecto. Ella plantea que un gobierno compartido por cuatro reyes o sacerdotes dirigía la ciudad. La idea es generada por una vasija encontrada en los años 30 donde están representados cuatro grandes señores alrededor de Tláloc, la divinidad más importante del estado teotihuacano. El número cuatro está invariablemente presente en todo Teotihuacan: Una ciudad dividida en cuatro secciones; cuatro lóbulos conforman la cueva bajo la pirámide del sol; una flor de cuatro pétalos adorna frecuentemente los templos de la ciudad. El palacio de Xalla, recientemente descubierto, es un complejo que podría haber cumplido una función administrativa y está dividido en cuatro edificios, acaso cuatro individuos trabajaban en el palacio tomando decisiones.
Sin embargo, la ciudad de los dioses no ha revelado dónde fueron enterrados sus gobernantes. Todos los enterramientos descubiertos están relacionados con rituales religiosos. Entonces, ¿dónde están los restos de aquellos que dirigieron Teotihuacan? Conforme las excavaciones avanzan, las posibilidades se reducen y las miradas se dirigen hacia la gran Pirámide del Sol.
¿Por qué en la Pirámide del Sol? Su estructura difiere en muchos sentidos de las otras edificaciones del centro arqueológico. 65 metros de altura, soportados por una base de 200 metros por lado, la hacen destacar físicamente de todo el conjunto. Según los investigadores, fue la primera estructura monumental de la ciudad. Se erigió en una sola etapa, mientras los otros edificios fueron desarrollados construyendo una nueva etapa sobre la anterior. Los registros encontrados hacen pensar que fue dedicada a la deidad principal: Tláloc. Y para ser sinceros, una caja negra –con un millón de metros cúbicos para esconder cosas– es mucha tentación para cualquiera.

“Además de mirar en la pirámide, lo que vamos a ganar es el aprendizaje de esta tecnología. En todo proyecto de colaboración debe existir un aprendizaje. Lo aprendido ha de poder usarse localmente para algo práctico, o bien, debe servir para enseñar a alguien más a utilizar estos conocimientos para resolver problemas relevantes a la institución o al país”, aclara Arturo Menchaca. La inversión no quedará únicamente en la foto del recuerdo. Se formarán recursos humanos expertos en un campo de alta tecnología, se equiparan laboratorios, se conocerá mejor nuestro pasado. Visto así, la inversión no resulta onerosa.
El cuidadoso avance del proyecto implica que la foto tardará un poco más, pero estamos ciertos de que los resultados saldrán bien; si la modelo no se ha movido en 2000 años, es de esperarse que el proyecto no terminará con un “señorita se movió”.

viernes, julio 14, 2006

Bitácora científica

Para determinar la importancia de un artículo o “paper”, la comunidad científica se basa en el número de veces que este es citado en otros artículos. Para establecer dicha calificación se tienen controles específicos y estructurados por el conjunto de la comunidad académica internacional. Ante el determinante impacto de las bitácoras en línea, la revista Nature, una de las revistas especializadas más respetadas del mundo, hizo un ejercicio para determinar los blogs científicos más importantes.

En primer lugar fue necesario definir que sería considerado un blog científico – explica Declan Butler, autor del artículo. Se consideraron blog científicos aquellos que, hasta donde se pudo establecer, son realizados por investigadores profesionales vinculados a una institución y cuyo contenido habla del desarrollo del conocimiento y no de las travesuras de su gato.

Para conocer a los contendientes, Butler definió un listado compilado a partir de todas aquellas bitácoras conocidas por el personal de Nature y los blogs citados en ellas. Para determinar un índice de importancia se utilizó en gran medida el sistema de
Technorati que, al igual que la comunidad académica, valora un blog por la cantidad sitios vinculados a él. Sin embargo existe el problema de excelentes sitios con una devota pero pequeña audiencia.

Este ejercicio terminó con una lista de los 5 blogs científicos más importantes, se les preguntó a los autores cual era la clave de su éxito. Sus respuestas se transcriben tal y como aparecen en la nota de nature :


http://scienceblogs.com/pharyngula

Paul Myers, a biologist at the University of Minnesota, Morris, puts his top rank down to "tapping into the broader areas of liberal politics and atheism" and a rich vein of "resentment against the reactionary religious nature of American culture". Scientists can easily translate their expertise into blog posts, adds Myers. "Sometimes, I just summarize some basic concepts as I would in the classroom." But you are certain to fail if you write as if for a peer-reviewed journal. "It doesn't work on the web," says Myers. "A blog's more like the conversation you'd have at the bar after a scientific meeting."


http://www.pandasthumb.org

Being a group blog is key, says contributor Jack Krebs, president of Kansas Citizens for Science. "We have some of the most well-informed observers and critics of the 'intelligent design' and creationist movements." The nature of the topic helps too, he adds. "There is an interest, a hunger even, for thoughtful analysis of the issues related to evolution and creationism."

http://www.realclimate.org

Stefan Rahmstorf, a climate scientist who blogs at RealClimate, puts its success down to the hot topic and expert contributors. It helps to have "a passion for explaining things as clearly as possible, and a hell of a lot of patience to deal with all those comments rolling in". Gavin Schmidt, at NASA's Goddard Institute for Space Studies in New York, says the blog fills "a hunger for raw but accessible information" that goes deeper than newspaper articles, but is more easily understood than the scientific literature. "Magazines fill a void, but they can't react or interact as effectively as blogs."

http://cosmicvariance.com

Frequent posting of original content is crucial to building an audience, says Sean Carroll at Cosmic Variance, which is produced by five physicists. But taking "stances that are provocative and make people think" also helps. One needs to become the place to go for a subject, he says. Citing other blogs is a sure-fire way to get their notice and maybe a citation in return, he adds. But he cautions that citation counts and rankings can be a distraction. "It would be a shame if people worried about traffic and not about having a good blog."


http://scienceblogs.com/scientificactivist

Nick Anthis, who only began blogging in January, knows the reason for his site's swift rise to fame. During a political censorship row at NASA in February, Anthis was the first to reveal that a key official had lied about graduating from Texas A&M University. "Before I knew it, it had exploded into a major national news story and he resigned." After an initial spike in traffic, many stayed on as regular readers.

miércoles, julio 12, 2006

Tiempo helado

Investigadores de la División de tiempo y frecuencia del CENAM (Centro Nacional de Metrología), consiguieron que átomos de Cesio reduzcan su velocidad a tan sólo unos cuantos centímetros por segundo, esto es 10 mil veces más lento que su velocidad normal. Hasta el momento los científicos del CENAM son los primeros en lograr este fenómeno en México utilizando una técnica desarrollada a principios de los noventa y galardonada con el premio Nóbel de física en 1997.

Para hacer más lento el movimiento de un átomo se le “golpea” con un rayo láser que viaja en la dirección opuesta, al igual que una persona que trata de caminar contra un fuerte viento, el átomo disminuye su velocidad al chocar contra las partículas que componen el haz láser. Para lograrlo se utiliza una trampa magneto–óptica, esto es una esfera metálica del tamaño de una melón en cuyo interior, encerrados en un campo magnético, se propagan seis rayos de luz láser dispuestos en pares opuestos que cubren los tres ejes cartesianos (arriba-abajo, izquierda-derecha, adelante – atrás) . En la esfera, el Cesio es inyectado en estado gaseoso y por la forma en que están acomodados los haces de luz láser cualquier átomo que se mueva en la cámara en algún momento pasará por la región donde se intersectan los seis rayos de luz, aquí es donde la nube de átomos ultrafríos se forma.

Se les llama átomos ultrafríos porque desacelerar un átomo es igual a enfriarlo. La temperatura es una manifestación macroscópica de la agitación de los átomos que componen un cuerpo. A mayor agitación de los átomos mayor es la temperatura, a menor agitación menor temperatura. Debido a la enorme lentitud con que los átomos se mueven en la trampa magneto-óptica, su temperatura es también extremadamente baja (tan sólo una millonésima de grado Kelvin sobre el cero absoluto). Las temperaturas más bajas que el universo puede producir de manera natural se encuentran en el espacio profundo y son cercanas a los 3 Kelvin, (–270 oC). Los objetos creados en el CENAM con átomos de Cesio ultrafríos, a tan solo 1 millonésima de Kelvin, se encuentran entre los objetos más fríos del universo.

El objetivo del proyecto es desarrollar el reloj atómico más exacto jamás construido en nuestro país, su precisión será tal que para retrasarse un segundo habrán de pasar por lo menos diez millones de años. Su función habrá de ser convertirse en el patrón nacional de tiempo y apoyar a la industria y a la investigación científica en las variadas aplicaciones que requieren de la medición del tiempo con alta exactitud, como son: la sincronización de redes de comunicación y de transmisión de electricidad, la navegación aérea y marítima, la investigación astronómica y los sistemas GPS, entre otras muchas.

Actualmente sólo Inglaterra, Estados Unidos, Alemania ,Francia y Holanda cuentan con relojes de este tipo, pero debido a las necesidades de la industria que exigen menor incertidumbre en la medición de tiempo son ya varios los países que trabajan en pro de desarrollar equipos similares.

Otros usos que persiguen estos experimentos con átomos ultrafríos de Cesio es la posibilidad de definir el kilogramo en función del peso de una cantidad determinada de átomos, aunque esto todavía es lejano por el nivel de avance del trabajo experimental.

martes, julio 11, 2006

De lo perdido..lo que aparezca

En un reloj, cuando abrimos la tapa, sólo alcanzamos a ver algunas piezas. Viéndolas, determinamos claramente su funcionamiento y, con ello, intuimos que hay más piezas atrás, que no podemos ver y que deben estar allí para que el reloj funcione o, por lo menos, para sostener las piezas que sí podemos ver.

Nuestro universo es también así. Gracias a las piezas que podemos ver y entender conocemos las leyes básicas de su funcionamiento. A través de las leyes encontradas podemos hacernos una buena idea de qué piezas debe haber en el Universo para que se comporte de esa manera. Aquí es donde comienzan los problemas, pues de todas las piezas posibles y necesarias sólo conocemos un 5%. Este pequeño porcentaje son las estrellas, planetas, satélites, gases y polvo cósmico que percibimos. A todos estos cuerpos, los astrónomos les llaman “materia bariónica” y, básicamente, es todo aquello que podemos ver y que está compuesto de átomos, electrones, neutrones y demás lindezas. De toda esta materia bariónica sólo sabemos con certeza dónde está la mitad; de la otra mitad conocemos su existencia, pero no su ubicación.

Fabricio Nicastro es investigador del Centro de Astrofísica de Harvard, Estados Unidos. El año pasado publicó en la revista Nature (433, 495; 2005) un artículo “La masa perdida de los bariones en el medio intergalactico templado”, que brinda más información sobre esta incógnita.
Ya se había planteado en estudios anteriores que la materia bariónica faltante podría encontrarse escondida en las gigantescas nubes de gas caliente que rodean algunas galaxias. Pero debido a la altísima temperatura que existe dentro de ellas, la materia en su interior se encuentra en forma de átomos libres y tan dispersa que no era posible, hasta ahora, saber su composición.

Nicastro y su grupo desarrollaron un método a través del cual ha sido posible averiguar qué pasa en dos de éstas regiones intergalácticas. Se utilizaron las emisiones de rayos X de un cuásar de brillo muy intenso. Los cuásares, objetos muy brillantes ubicados en los confines del Universo podrían ser agujeros negros que conviven con una galaxia. Las emisiones de rayos X procedentes de éste cuásar en particular son capaces de atravesar las nubes de gas caliente debido a su gran intensidad. Así que calculando la energía que emite el cuásar, la que alcanza al salir de la nube y los cambios que experimenta, este grupo de investigación definió los elementos ocultos en dos nubes ubicadas en el Grupo Local, es decir, la Vía Láctea y las galaxias más cercanas a ella.

A partir de estos datos y suponiendo que las demás nubes intergalácticas son iguales, se hizo un cálculo de la materia que puede haber en ellas. La suma da como resultado un número que es justamente la materia bariónica faltante. Sin embargo, la comprobación de este supuesto no será fácil, pues no existen otros cuásares tan brillantes como el del experimento que puedan ser usados para analizar otras nubes de gas. De tal manera que los astrónomos deberán encontrar otra herramienta para seguir desarmando la compleja relojería de este Universo en el que vivimos.

lunes, julio 10, 2006

Coleccionistas de huesos

Supongamos que le dan a usted un montón de piedras. Se le pide que las clasifique, agrupando las que son iguales. En un principio la tarea será fácil: las más grandes aquí, las pequeñas allá; luego separarlas por color o por textura. Llegará un momento en que habrá varias rocas que no este muy seguro donde poner. Para avanzar, tal vez recurra a un análisis mas profundo mirando de que esta hecha la piedra. Entonces usted podría juntar las de granito, las de pedernal. Al final tendrá varios montones perfectamente clasificados, pero en ellos habrá dos o tres piedras de las cuales no esta muy seguro donde poner.

Esta es la misma tarea a la que se han enfrentado los estudiosos de la evolución humana. La naturaleza (y algo de suerte) les ha dado un montón de huesos. Los científicos los han agrupado en especies. Al principio era fácil: Los más simiescos acá, los mas humanos en este otro lado. Pero la tarea se complico conforme aparecieron más especies. Hubo que ponerse más estricto en la clasificación. La observación de otras pistas como la edad y las cosas encontradas junto a los huesos permitió seguir avanzando en esta clasificación. Pero al igual que en el ejemplo de las piedras hay una o dos especies que no acaban de encontrar su lugar.

Para muestra un botón... o un diente.

Debemos recordar que los científicos parten de huesos y objetos. Los conocimientos que desarrollan son conclusiones provenientes del análisis detallado de las pistas que cada hueso, piedra y cueva aporta. Las pistas pueden parecer mínimas pero bien trabajadas pueden darnos mucha información.

Tomemos por ejemplo un estudio reciente que se ha concentrado en contar marcas en los dientes de las 4 especies más recientes de humanos (Homo antecessor, Hombre de Heidelberg, Hombre de Neandertal y Hombre de Cro Magnon).

Estas marcas son pequeñísimas líneas horizontales que se forman en la superficie del diente mientras crece. Aproximadamente cada semana, una variación natural en el crecimiento dental forma estas líneas llamadas Perikymata. Debido a que sabemos cada cuando aparecen, podemos intuir el tiempo que tardo en crecer un diente contando el número de Perikymatas. Es como los anillos del tronco de un árbol, a mas líneas más tiempo.

Con base en este conocimiento se contó el numero de marcas en las cuatro especies. La especie que mayor numero de marcas dio es la nuestra, lo que habla de que nuestros dientes crecen con relativa lentitud. Los que menos marcas tienen son los del Hombre de Neandertal y la distancia entre una y otra es mayor lo que habla de un crecimiento muy rápido de los dientes.
Partiendo de estos datos y sabiendo como se relaciona el crecimiento de los dientes con la maduración de los humanos, los científicos de este estudio pudieron inferir que la especie de Nendertal ya era adulta a los 15 años.

Crecer requiere energía y crecer tan rápido requiere grandes cantidades de energía. Con este y otros conceptos en mente los investigadores del estudio en cuestión creen que el Hombre de Neandertal debió tener una dieta muy abundante y rica en calorías.
Todo esto derivado simplemente de contar líneas en unos dientes fósiles. Este es el juego de las pistas, gracias al cual cada especie encuentra su lugar en el gran rompecabezas que representa el árbol genealógico de la raza humana.

Una pieza que no acaba de encajar en el rompecabezas

¿Porque el Hombre de Neandertal es una de las especies estudiadas? El Neandertal ha sido una de esas piedras difíciles de catalogar. Físicamente distinto al hombre moderno, se le creyó primitivo y falto de inteligencia. En los primeros años del siglo 20 se le etiqueto de fallo evolucionario y se le "expulso" de la familia humana.
Alrededor de los años 60´s nuevas "pistas" pusieron en duda tal imagen. Se hallaron restos de fogatas y herramientas de pedernal afilado. Lo que significaba que había una inteligencia con cierto grado de sofisticación. Un esqueleto hallado en Iraq presentaba malformaciones y fracturas importantes que habían sanado. Esto dibuja una conciencia de grupo o tribu y un cuidado de los enfermos, cualidades consideradas como más humanas. Esto aunado con los nuevos estudios de aspecto hicieron que el Neandertal fuera considerado humano.
En los 90 se analizo su DNA y quedo demostrado que no existe relación entre los Neandertales y nosotros los Homo Sapiens, nuevamente la especie fue catalogada fuera del árbol humano...por lo menos hasta que otra "pista" nos indique que la clasificación ha sido equivocada y nos obligue a empezar de nuevo.

viernes, julio 07, 2006

Poniendo el dedo

En la ciudad de Florencia, expuesto dentro de un recipiente, se encuentra uno de los dedos de Galileo, curioso recuerdo del hombre que indicó el camino de salida de la ignorancia medieval. Enjuiciado por la iglesia católica, su pecado no fue el proponer que la tierra no era el centro del universo , lo que cimbró a la iglesia católica fue el hecho de que planteo estas ideas en italiano, el lenguaje del vulgo. Rompiendo el clasista esquema medioeval que reservaba el conocimiento exclusivamente para una elite.

En "el dedo de Galileo"se intentará poner el dedo sobre las ideas interesantes y curiosas que diariamente aporta la ciencia , buscando, si es posible, poner tales ideas en el contexto de nuestra vida cotidiana y en nuestra lengua cotidiana. Espero que si me equivoco alguien levante el dedo y me lo señale.